España dejó de ser favorita en los mundiales

Las imágenes de la derrota española en el Mundial de Brasil 2014 no dejan indiferente a nadie. España no consiguió auparse como la favorita en el primer encuentro al comenzar el campeonato perdiendo. Pese a que a priori el rival Suiza era asequible, la defensa de los helvéticos minó la paciencia del escuadrón de Vicente del Bosque que monopolizó el balón pero no tuvo llegada.

Totalmente marcado, David Villa no pudo ser el ‘7’ que España esperaba. Así, Vicente del Bosque pensó en sacar la artillería cuando en la segunda mitad la posesión del balón por parte de la selección española era del 74% frente al 26% de los helvéticos. Busquets dio entrada a Fernando Torres, ovacionado por el estadio con cada toque de balón, y Navas entró al campo por David Silva, quien protagonizó una notable actuación.

Más ofensiva, España ganó en las bandas con el sevillista Navas, no tan cerrado como sus compañeros en el centro del área. Quizá demasiado regate y titubeo fueron la excusa para las pérdidas de balón que acabaron en interminables córners sacados por Xavi. Tampoco la selección española tuvo a su favor el juego aéreo, sólo con Gerard Piqué haciendo frente a la altura de los suizos.

Diecisiete disparos a puerta de España frente a uno de Suiza fue la estadística que manejó a su favor la selección de Vicente del Bosque hasta que Fernandes sumó otro tiro a la lista suiza y lo convirtió en gol. Una contra en la que Iker Casillas salió a despejar y se encontró con la defensa española y con Fernandes, al final todos protagonizaron un embarullo que terminó en el gol que desafió a la estadística.

Se echó en falta una mayor contundencia en el ataque, la llegada a los 24 remates y un poco más de puntería en los innumerables disparos. De la misma manera que una mayor y más veloz participación de Xavi, quien cedió el testigo a un Iniesta participativo y siempre por los suelos por las faltas reiteradas que sufrió hasta acabar en el banquillo con una bolsa de hielos por un golpe en el muslo recién recuperado.

Así, la oportunidad que hizo levantar a la grada española fue la de un defensa que acostumbra a marcar goles decisivos sin que ese sea su cometido. Gerard Piqué, con una brecha tras el choque previo al gol, supo aprovechar un pase magistral de Iniesta en la primera parte. Sin embargo, no tuvo suerte en el cara a cara con el omnipresente Benaglio, arquero suizo. España jugó como iba a jugar, al toque, pero confirmó que el ‘jogo bonito’ no es suficiente, al menos para encarar a determinadas selecciones y en momentos concretos.

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